Tan temprano como a los 16 años de edad, Ana Irma Rivera Lassén se identificó como activista feminista. Un incidente en su casa, siendo niña, despertó su lucha a favor de los derechos, camino que ha seguido fielmente.
“Realmente no tengo recuerdo de mí misma que no sea con esa identificación. Siempre tenía la idea de que había algo raro y mal en que alguien me dijera que por ser niña no podía hacer ciertas cosas. Cuando tendría como unos 4 años quería un triciclo y a mi hermano, menor que yo, se lo trajeron Los Reyes. Y cuando yo reclamé que cómo era posible, la contestación que me dieron fue: ‘las niñas no corren triciclos’. No acepté esa contestación. Y tengo un recuerdo muy claro de mí, de haberme prometido que iba a probar que las niñas y las mujeres podíamos hacer cualquier cosa”, cuenta la licenciada.
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