Este encuentro permitió visibilizar cómo los marcos jurídicos internacionales, lejos de ofrecer protección, pueden convertirse en nuevas formas de revictimización. Tamara Amoroso, integrante del Consejo Directivo de CLADEM, fue invitada a profundizar en los impactos que tiene la aplicación de la Convención de La Haya sobre Sustracción Internacional de Menores, especialmente en casos donde las mujeres intentan regresar a su país de origen junto a sus hijos, huyendo del agresor.
Amoroso advirtió que, si bien la Convención tiene como propósito evitar traslados ilícitos de menores entre países, en la práctica ha sido utilizada en contra de madres que actúan para protegerse a sí mismas y a sus hijos de contextos violentos. "Las decisiones judiciales muchas veces ordenan el retorno del menor sin tener en cuenta la violencia que motivó la salida del país. Lo que vemos es una aplicación ciega de la ley, sin perspectiva de género ni enfoque de derechos humanos. Las madres son tratadas como secuestradoras, cuando en realidad están intentando sobrevivir", expresó.
Desde CLADEM y otras organizaciones feministas, insistimos en la necesidad urgente de que los Estados armonicen la aplicación de la Convención de La Haya con los estándares de derechos humanos consagrados en tratados como la CEDAW y la Convención de Belém do Pará, garantizando que el interés superior del niño y el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia prevalezcan por encima de otros intereses.
En este evento se hizo un llamado para la comunidad internacional actúe para evitar que los instrumentos jurídicos destinados a proteger terminen perpetuando violencias estructurales contra las mujeres migrantes y sus hijas e hijos
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