Por Milena Páramo, Coordinadora Regional CLADEM
Este clima hostil no fue exclusivo del país anfitrión. A nivel global, el auge de gobiernos autoritarios y el fortalecimiento de movimientos antiderechos configuraron un panorama de retrocesos articulados. Sin embargo, frente a esta embestida, las movilizaciones del 8 de marzo en diversas regiones del mundo resonaron con fuerza en Nueva York, evidenciando que el movimiento feminista internacional continúa siendo una fuerza vital de resistencia ante cualquier intento de regresión de derechos.
El tema central de la CSW69 fue el balance de los 30 años de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. Si bien se reconocieron avances en algunos países, el diagnóstico generalizado fue poco alentador: el progreso ha sido lento, desigual y, en muchas regiones, está amenazado. El resurgimiento de discursos que instrumentalizan conceptos como "valores tradicionales", "protección infantil" o "libertad religiosa" para restringir derechos revela una ofensiva conservadora organizada a nivel internacional. Esta coalición antiderechos no solo comparte narrativas, sino también estrategias y recursos destinados a debilitar los marcos normativos que garantizan los derechos de las mujeres. El tema central de la CSW69 fue el balance de los 30 años de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. Si bien se reconocieron avances en algunos países, el diagnóstico generalizado fue poco alentador: el progreso ha sido lento, desigual y, en muchas regiones, está amenazado. El resurgimiento de discursos que instrumentalizan conceptos como "valores tradicionales", "protección infantil" o "libertad religiosa" para restringir derechos revela una ofensiva conservadora organizada a nivel internacional. Esta coalición antiderechos no solo comparte narrativas, sino también estrategias y recursos destinados a debilitar los marcos normativos que garantizan los derechos de las mujeres. En este contexto, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, alertó sobre los "momentos peligrosos" que atraviesan los derechos de las mujeres y llamó a renovar el compromiso con la agenda de Beijing. Propuso seis líneas de acción prioritarias: erradicar la violencia de género, promover la paz y la seguridad, eliminar la pobreza entre mujeres y niñas, impulsar la justicia climática, fomentar el empoderamiento femenino y transformar la representación de las mujeres en los medios de comunicación (ONU Mujeres, 2025). El informe oficial presentado durante la sesión reveló cifras alarmantes: el 10 % de las mujeres y niñas en el mundo vive en pobreza extrema y, sin intervenciones estructurales urgentes, podrían pasar más de 130 años antes de revertir esta situación.
Otros temas clave abordados fueron la crisis de los cuidados, la brecha digital y la creciente violencia contra mujeres defensoras y organizaciones feministas. La participación política de las mujeres sigue siendo insuficiente: solo el 17 % ocupa cargos de cancillería y apenas el 16 % son ministras de finanzas. La brecha digital de género, cada vez más profunda, plantea nuevos desafíos: las mujeres tienen un 21 % menos de probabilidades de acceder a conocimientos sobre tecnologías digitales, una desigualdad que se agrava en regiones vulnerables de África y Asia.
En la CSW69 también se destacó el rol protagónico de las organizaciones de la sociedad civil que, a pesar de los recortes de financiamiento y el hostigamiento político, continuamos liderando acciones transformadoras en nuestros países. Ante esta realidad, se hizo un llamado a los Estados y organismos internacionales a movilizar al menos 300 millones de dólares para respaldar a mujeres y niñas afectadas por conflictos y garantizar su protagonismo en la construcción de un futuro más justo e inclusivo.
La Declaración Política adoptada en la Comisión reafirmó el compromiso con la igualdad de género y los derechos de las mujeres. A pesar de la presión de sectores conservadores, el documento final sostuvo los principios de la Plataforma de Beijing y urgió a acelerar su implementación. Se subrayó la importancia de proteger los derechos sexuales y reproductivos, asegurar recursos suficientes para políticas de igualdad, y garantizar la participación activa de la sociedad civil en la formulación de políticas públicas. Sin embargo, las negociaciones reflejaron las tensiones actuales: algunos gobiernos intentaron debilitar el lenguaje relacionado con la autonomía corporal y los derechos reproductivos, lo que evidencia los obstáculos persistentes para construir consensos que permitan cumplir plenamente con la agenda de Beijing.
En definitiva, la CSW69 no fue solo un espacio de evaluación, sino una reafirmación política de que los derechos de las mujeres y las niñas no son negociables, como lo subrayó la expresidenta Michelle Bachelet. En esa misma dirección avanza nuestra red feminista, que se suma al llamado urgente a la acción: ante la ofensiva conservadora, la comunidad internacional y los movimientos feministas debemos articular estrategias firmes, colectivas y sostenidas en el tiempo. Beijing+30 no debe quedar como una simple conmemoración, sino convertirse en una oportunidad para renovar y profundizar el compromiso con una igualdad sustantiva que transforme la vida de todas las mujeres y niñas. Y, sobre todo, debe ser un recordatorio de que las feministas seguimos en pie: que cada derecho ha sido fruto de la lucha, y que no habrá retrocesos sin resistencia.
Si te motivan las esperanzas de un territorio más justo y equitativo y la construcción de una sociedad mejor, empoderada, digna y respetuosa de los derechos de las mujeres y las niñas.
Te invitamos a que nos dejes tus datos para enviarte nuestro boletín mensual.