CHILE – Por Red Iberoamericana por las Libertades Laicas – Este análisis releva desde la historia y la sociología las políticas educativas en Chile desde una panorámica de la laicidad. El país andino vive muy fuertemente sus lazos con lo religioso y este camino atraviesa la educación chilena.

Por Claudia Edith Chamblas Muñoz

El ideal liberal por el cual Chile ha optado cumplirá próximamente doscientos años, ideal que plasma su visión en el esfuerzo, mérito y potencialidad de cada persona para realizarse e integrarse en una sociedad laica, pluralista, justa y respetuosa de la dignidad humana, siendo la educación el factor clave para fortalecer los talentos y a partir de sus méritos logren insertarse en una sociedad que aspira a ser cada vez más igualitaria.

Dicho ideal occidental se ha legitimado a través del interés por la educación universal luego de la consolidación de los Estados Democráticos con el fin de promover la enseñanza nacional de masas1, proponiendo que cada ser humano debe ser libre para discernir moralmente lo que desea para su vida, pero cabe preguntarse, ¿Cómo surge este ideal y cómo se traduce en la educación pública chilena y se reproduce en la sociedad actual? ¿De qué manera la religión y su enseñanza han de ser un obstáculo o una posibilidad para lograr un discernimiento ético y moral en estudiantes sin imponer una visión totalizante en un Estado que se asume Laico? ¿Cómo se asumen hoy las problemáticas del siglo XXI que atentan contra la dignidad humana, donde el sistema escolar público y su creciente violencia escolar hoy parece ser el nuevo refugio, el nuevo opio (entendido como el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón) de muchos estudiantes hoy llamados vulnerables? ¿De quién es la responsabilidad?

Dilucidar la complejidad ética que encierran estas interrogantes no es tarea fácil al tener presente el débil rol que cumple el Estado en educación en un sistema escolar segmentado y que reproduce las desigualdades sociales históricas frente al sometimiento del concepto occidental de cultura de la pobreza, así como las tensiones éticas y morales ejercidas por la religión en el respeto de las autonomías individuales y libertad de conciencia frente a una educación laica que posibilite hacer posible el discurso de Derechos Humanos, si se considera que la educación es considerada como un factor de primera importancia para hacer posible la vigencia de los otros derechos humanos.

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