La Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 proclama que su contenido se aplica a todos los seres humanos incondicionalmente, “sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma… o cualquier otra condición”. Sin embargo, numerosas violaciones a los derechos humanos de las mujeres continúan siendo hoy por hoy ignorados y perpetrados por las diversas sociedades y gobiernos alrededor del mundo. Por lo que se necesita de la investigación, del análisis, incidencia y propuesta, alzar la voz para que esas violaciones salgan a la luz. Un ejemplo claro, es el caso en particular de la violencia contra las mujeres, que hasta hace poco no era reconocida como una violación a los derechos humanos, y mucho menos como un asunto que requiriera la atención de la comunidad internacional. Pero a raíz de que el movimiento de mujeres por los derechos humanos de las mujeres haya levantado su voz y cuestionado los prejuicios de género que subyacen detrás de caso de cada victima, es que se ha hecho más visible el problema, y aunque no tiene una clara solución, al menos es parte de la agenda pública. Por ello se dice que: “Los derechos de las mujeres son derechos humanos, sin los derechos humanos, económicos, sociales y culturales de las mujeres, no hay derechos humanos”. Guatemala firmó el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el 9 de mayo del 1988; sin embargo, este Pacto estaba en vigencia desde el 3 de enero de 1976.