Por Roberto Blancarte – Los movimientos cívicos, en defensa de derechos y libertades ponen en cuestión los poderes establecidos, políticos y eclesiásticos. El proceso de democratización supone escrutinio, transparencia y rendición de cuentas por parte de todas las instituciones públicas; ni el Estado ni las instituciones religiosas escapan a esta lógica. La consecuencia es que, pese a tradiciones y presiones político-eclesiásticas, el Estado latinoamericano está siendo obligado a laicizarse.

Publicado en Estudios Sociológicos del Colegio de México

Laicidad y laicismo son dos términos que suelen confundirse. Su empleo es en ocasiones arbitrario e indistinto, lo cual genera errores de apreciación y de interpretación acerca de nuestra historia o vida social.1 Hay por lo general dos definiciones contradictorias del binomio laicidad-laicismo. Para los defensores de “la laicidad” ésta es la mejor garantía para el ejercicio de la libertad de creencias y de culto, mientras que para sus detractores “el laicismo” (al cual toman de manera equivocada por la laicidad) es un régimen de persecución anticlerical que atenta contra las libertades religiosas. En buena medida, las razones de esta confusión se originan en el hecho que la laicidad, defendida por el laicismo, adquirió un carácter combativo y anticlerical en particular en los países de tradición latina, aproximadamente entre 1850 y 1950.2 De allí que la laicidad haya tenido que construirse en oposición a la Iglesia católica. Por lo tanto, la comprensión del fenómeno está permeada incluso hoy por añejas rencillas y viejos temores.

Entender la laicidad y el laicismo supone por lo tanto un ejercicio intelectual para situar históricamente las distintas etapas por las que han atravesado ideas y movimientos socio-políticos, por lo que es necesario alejarse de dogmatismos y posiciones preconcebidas. Significa también tomar conciencia de que la laicidad (y el laicismo) están en el centro de los debates acerca del rumbo que deben tomar las sociedades y las instituciones políticas en buena parte del mundo, particularmente el occidental. En esa medida, es necesario saber que el uso de dichos términos toca fibras sensibles acerca de la política y la religión, lo cual hace difícil y complicada su cabal comprensión. El objetivo de este trabajo es hacer una revisión desapasionada de la historia latinoamericana, a partir de estas nociones. La tesis principal que se propone es que en la historia de América Latina ha predominado el laicismo más que la laicidad, aunque ésta se abre camino por diversas circunstancias en las últimas décadas.

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